lunes, 17 de septiembre de 2007

Una y otra vez bajo a tu pozo,
tierna leyenda de antojo,
oigo de lejos tu canción dorada,
cómo ríes, cómo sueñas, cómo lloras silenciosamente;
advirtiendo que de tu profundidad
susurra la mágica palabra;
parece que estuviera ebrio,
que durmiera que me llamaras siempre sin cesar...

No hay comentarios.: